nuestra historia

En 1983 un grupo de personas con mucho esfuerzo, dedicación, tiempo y voluntad tuvieron el valor de emprender un sueño, un sueño que conocemos como “Instituto Nuestras Señora de Luján”.

 Estos soñadores fueron: Dardo Argentino Álvarez, Ana B. Goy de Álvarez, Miguel Ángel Assad, Marta Ceballos de Assad, Carlos Cruzado, Susana Orsini de Cruzado, Ada Melano de Chamas, María Angélica Latapie de Juárez, Cristina Mauvecin de Galli, Ricardo Galli, Mabel Chiaro de Martín, Carlos A. Rodríguez e Irma Barrientos de Rodríguez.

El objetivo de esta asociación era:

Crear una escuela diferente, que diera otra alternativa a los jóvenes de los alrededores y a sus padres.

Para ello necesitaban un edificio que no tenía. Recorrieron “La Villa” y alrededores hasta que lograron alquilar una casona durante tres años, situada al final de la calle Urquiza y fue así que lograron edificio propio gracias a la humildad y solidaridad de María y Tito Villar que ofrecieron su casona y parte del terreno con la condición de que este grupo de padres les garantizarán una vivienda pequeña para ellos dos, que fue construida en la parte trasera del colegio.

Pero esto no termina acá. Para llevar todo esto a cabo se necesitaron muchos años de sacrificio y ardua labor: para instalar el colegio se realizaron encuestas puerta a puerta y el colegio San José presto su salón para convocar a una asamblea, a la cual acudieron alrededor de 400 personas para aprobar el proyecto.

Todavía quedaban muchas cosas por solucionar, como por ejemplo conseguir docentes que trabajasen ad honorem, dinero para la remodelación de la casona y para realizar los viajes a Buenos Aires, porque en ese entonces los trámites legales para la aprobación pedagógica del colegio debía realizarse allá, también se necesitaba dinero para el mantenimiento del lugar, etc. En esa época, esta tarea era realizada por los miembros de la Asociación. Para conseguir el dinero necesario se realizaban rifas, sorteos y algunos integrantes de la Asociación, cada vez que había un evento en “la Villa” [Villa Allende] o en los alrededores ponían un kiosco y vendían sándwiches, choripanes, choclos hervidos, etc.

 No nos debemos olvidar que no solo los miembros de la Asociación hicieron esto posible, sino también a los 39 padres que confiaron en la Asociación y en sus ideas, a los profesores que donaron sus sueldos y los alumnos que confiaron en el proyecto, también los profesionales, entre ellos el escribano Ricardo Pacheco, que ayudaron y asesoraron a los miembros desinteresadamente.

 Todo esto también fue posible gracias al aporte económico de varias familias: Josefina Bacca de Goy, Miguel Assad, Marta Ceballos de Assad, Dardo Álvarez y Ana Beatriz Goy de Álvarez, haciendo posible la remodelación de la casona que estaba en pésimo estado y la construcción de las primeras aulas.

 Tanto es así que los pasos en la tramitación del futuro instituto llegaría al punto de pedir garantías propietarias para el pago de los sueldos hasta obtener la subvención estatal, es así que: Dardo Álvarez y Ana B. Goy hipotecaron su casa, el señor Rubén Peña un terreno y la señora Angélica Latapie de Juaréz su auto.

 

Y es así como la Asociación de nuestro colegio logró el gran sueño: crear una escuela diferente, que diera otra alternativa a los jóvenes de los alrededores y a sus padres.

¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!